06/09/2019

Septiembre es un mes que usamos habitualmente para planificar buenos propósitos.

Hacer deporte, comer bien, aprender idiomas… ¡y tienes la sensación de que puedes con todo! Pero sin embargo, según investigaciones, solo cumplimos el 10% de nuestros buenos propósitos de septiembre. ¿Poco?

Existe una explicación científica

A nuestra cabeza le gusta automatizar tareas, busca la funcionalidad, y mantiene una tendencia hacia lo que no le hace pensar demasiado. De este modo no tiene que gastar demasiada energia.

Tenemos neuronas que evitan todo lo que sea nuevo. Y gracias a esto, tenemos sitio para la creatividad, por lo tanto, de alguna manera, podemos decir que hacen un buen trabajo. Y si los Homo sapiens somos personas poetas, músicas, inventoras, astronautas o dibujantes, es gracias a las costumbres. Se te hace raro, ¿verdad?

No solemos querer atarnos a las costumbres. «La vida sería más complicada si ciertas acciones no las pudiéramos hacer rápido, y ese es el objetivo de las costumbres», segun Christina Gremel, profesora de la Universidad de San Diego. «Pero cuando las costumbres cambian y no conseguimos el objetivo, la consecuencia puede ser letal». Es por eso que en nuestro cerebro, en un segundo plano, existe un conflicto constante entre las costumbres y las acciones que se realizan con un objetivo (denominadas propósitos).

La rutina tiene un buen arma, entre otras: los endocannabinoides, una sustancia natural que tiene efectos parecidos a las de la marihuana. Costumbres 1 – Buenos propósitos 0.

Y si eso fuera poco, las costumbres tienen una segunda arma. Por ejemplo, cuando hemos vivido la sensación de placer, si recordamos ese momento por cualquier motivo, nuestro cerebro se llenará de dopamina, el neurotrasmisor de la motivación. «No podemos controlar del todo nuestra atención, y es por eso que si estamos a dieta, no podemos olvidar aquello que tanto engorda, pero que tanto nos gusta», según Susan M. Courtney, investigadora de la Universidad de Johns Hopkins.

Tras esta lectura, mi intención no era echar por tierra todas tus buenas intenciones, ¡convertir estas en costumbres, está en tus manos!

¡A por ello!